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Y
RELACION VERIDICA
de las que se celebran en este año de 1868,
por
Federico Asenjo.
PUERTO-RICO.
Imprenta del Comercio.
1868
AL EXCMO. AYUNTAMIENTO
de la Ciudad de S. Juan Bautista
DE PUERTO-RICO.
A nadie mejor que á V. E., que ha sabidoconservar las fiestas populares de la muy noble y muyleal Ciudad que representa, puede ser dedicado estelibrito. Sírvase V. E. aceptarlo como una débil muestrade la gratitud de aquel á quien ha hecho la honra deelegir para su Secretario.
Federico Asenjo.
Cosa sabida es por todo el mundo que lospueblos, como los individuos, tienen su infancia,su juventud, su edad viril y su vejez; y queen cada una de estas épocas, lo mismo que elhombre, cambian de faz, aunque conservandosiempre ciertos caracteres que constituyen lafisonomía especial de cada uno, y tambien elcarácter moral que les es propio.
El hombre tranquilo y circunspecto, queocupa un lugar distinguido en sociedad por sujuicioso proceder, no deja de ser el mismo niñojugueton y travieso que en otro tiempo era eldisgusto de sus padres; pero la edad le ha hechovariar de condiciones y sus usos y costumbreshan cambiado, si bien conservan siemprecierto sello particular que distingue su individualidad.Es el mismo hombre que fué desdeque nació, pero no tiene ya ni la vivacidad dela niñez, ni la impetuosidad de la juventud:sus impulsos violentos se han calmado, susmismas pasiones se han apaciguado algun tanto.[8]Su genio, por mas que un adagio vulgar digaque
su genio, repito, ha decaido mucho; sin quepor todo eso, deje de reconocerse constantementeel mismo hombre.
Tal es la obra lenta pero segura del tiempo,que todo lo muda y lo trastorna todo sinpermitir, por lo comun, que ni aun nos apercibamosde ello. Y esa obra se realiza sin intermision,no solo en el hombre, sino tambienen todo lo que le rodea; desde la tierra quecambia de naturaleza, sin cambiar de lugar nide fisonomía, digámoslo así, y el mineral queacrece y muda de faz sin mudar de naturaleza;hasta el árbol que tiene en su vida las mismasépocas que el hombre en la suya y el animalque se aproxima mas á este; y el mar inmensoque rodea la tierra y que muda sin cesar deaspecto siendo no obstante el mismo en todostiempos; y el cielo hermoso que nos cubre yque aparece frecuentemente á nuestra vistacon distintas faces, por mas que sea siempre elespacio infinito en que se pierde la razon delsábio.
Los pueblos se hallan tambien sugetos áesta ley; y por eso los vemos cambiar de fazá medida que pasan años; y mudar de condic