AL ÍNDICE |
Fuera de las notas sobre Mauclair y Adam, todo lo contenido en estelibro fué escrito hace doce años, en Buenos Aires, cuando en Franciaestaba el simbolismo en pleno desarrollo. Me tocó dar a conocer enAmérica ese movimiento y por ello y por mis versos de entonces, fuíatacado y calificado con la inevitable palabra «decadente...» Todo esoha pasado,—como mi fresca juventud.
Hay en estas páginas mucho entusiasmo, admiración sincera, muchalectura y no poca buena intención. En la evolución natural de mipensamiento, el fondo ha quedado siempre el mismo. Confesaré, noobstante, que me he acercado a algunos de mis ídolos de antaño y hereconocido más de un engaño de mi manera de percibir.
Restan la misma pasión de arte, el mismo reconocimiento de lasjerarquías intelectuales, el mismo desdén de lo vulgar y la mismareligión de belleza. Pero una razón autumnal ha sucedido a lasexplosiones de la primavera.
Rubén Darío.
O se ha hecho mucho comentario sobre L’Art en silence, de CamiloMauclair, como era natural. ¡El «Arte en silencio», en el país delruido! así debía ser. Y pocos libros más llenos de bien, más hermosos ymás nobles que éste, fruto de joven, impregnado de un perfume de c